Mark Rydell realiza un magistral melodrama generacional en torno al tema tabú de la muerte. Una película inspirada, algo lenta por momentos, donde lo mejor reside en las interpretaciones de Katharine Hepburn y los Fonda, Henry y Jane.
Los conflictos generacionales planean sobre este emotivo y tierno film. Un viaje a la madurez, al corazón de la vida misma. Hay momentos inolvidables que perdurarán en la historia del cine, como cuando Chelsea (Jane Fonda) se preparada ante la mirada del padre (Henry Fonda) subida en la plataforma para lanzarse al agua de espaldas, cosa que nunca había conseguido de pequeña, o cuando Ethel (Katharine Hepburn) esta remando en el lago en una idílica placidez reflejada en el estanque.
Sinopsis: La pareja formada por Norman y Ethel han pasado muchos veranos en Golden Pond (estanque dorado), una casa llena de recuerdos. Pasado el tiempo Norman vuelve a la casa y recuerda su vida junto a su mujer, su amor por ella y por su hija Chelsea. Abrumado por la muerte intenta capear el temporal con buen humor. Un día aparecen por Golden Pond su hija con su nuevo compañero y su nieto Billy con la que mantenía una tensa relación.
Título: En el estanque dorado (1981).
País: Estados Unidos.
Dirección: Mark Rydell.
Guión: Ernest Thompson.
Reparto: Henry Fonda, Katharine Hepburn, Jane Fonda, Dabney Coleman, Doug McKeon, William Lanteau.
Música: Dave Grusin.
Fotografía: Billy Williams.
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